Estado de Catástrofe, fase 4, dos muertos ,y el Ministerio de Salud estima que el peak de contagios recién se produzca a mediados de abril; el coronavirus se tomó la agenda pública, instando a las personas a quedarse en sus casas o salir con mascarillas, solo para cumplir obligaciones o asegurar sus medios de subsistencia.
Si bien la mortalidad se concentra en adultos mayores de 65 años, lo cierto es que el grupo de riesgo también lo componen las embarazadas, los enfermos crónicos y los niños y niñas. Por lo último, el psicólogo social y académico de la Universidad de Santiago, Sergio González, llamó a los padres a no esconder la situación que vive el país a sus hijos, sino que entregarles “información veraz y simple”.
“Los padres deben hablar de que hay una situación de emergencia, que hay que protegerse y tomar medidas como quedarse en casa, pero enfatizar que esto representa una gran oportunidad de estar juntos, pasarlo bien y hacer cosas entretenidas”, recomendó.
El también antropólogo advirtió que deben dejar en claro que no se trata de un periodo de vacaciones, ya que tienen que mantener rutinas de aprendizaje. No obstante, “los adultos no debemos volvernos locos tampoco. Es importante que los niños estudien, pero, al mismo tiempo, es importante dejar espacios lúdicos donde los niños puedan realizar actividades distendidas”.
El académico de la Escuela de Psicología enfatizó que los padres deben buscar, en la medida de lo posible, un espacio para que los niños se diviertan solos y reconocer que no saben cuándo se solucionará el problema.
Mientras eso no suceda, se debe educar a los más pequeños en nuevas formas de expresar afecto y cariño a los amigos, ya que “cuando pase la situación de confinamiento, las normas y medidas para relacionarse con otros niños van a seguir vigentes, por lo que hay que prepararlos”, concluyó.
Expresar, acompañar y contener
Por su parte, la psicóloga, magíster en psicología clínica infantojuvenil y miembro del Centro de Atención Psicológica de la Universidad de Santiago, Cecilia Aretio, llamó a los padres a expresarles a sus hijos lo que sienten, pero “sin perder la templanza”, para que ellos también se motiven a hacerlo.
En ese sentido, la especialista recomendó acompañar y contener a los niños. “Valida el susto. Escucha, observa, atiende y transmite respeto ante la respuesta temerosa. No la niegues (evita frases como ‘hijo, no hay por qué tener susto, tranquilo, todo está bien’. No minimices.(‘no es para tanto, ¡qué dramática!, todo va a pasar) ni te burles de sus temores (‘qué guagualón, mamona, ya estás grande para eso’)”, aconsejó.
Además, enfatizó en la importancia de brindar la información que el niño requiera “sin negar, como adultos, nuestras propias debilidades. Vale decir, asume que también pasamos susto, que no somos infalibles y que, a pesar de ello, queremos y podemos protegerles, ofreciéndoles una base de seguridad”.
También, hizo hincapié en la importancia de normalizar los miedos de los hijos, transmitirles esperanza y ayudarles a salir de su experiencia de temor, “por ejemplo, desarrollando rituales relajadores, participando con ellos en juegos que le distiendan y le permitan pasarlo bien. En ningún caso hacer bromas que provoquen temor”.
Finalmente, advirtió que “en caso de que los temores deterioren la calidad de vida de una persona o familia, afectando ritmos y rutinas diarias apropiadas a la edad, su alimentación, salud física y relaciones interpersonales, es preciso pedir orientación a especialistas”.
Autor: Cristóbal Miranda Ríos
Fotografía: Getty Images